6 Recetas de Exfoliantes faciales para hacer en casa

La exfoliación es un paso fundamental para ayudar a nuestra piel en su renovación celular. Exfoliar permite eliminar las células muertas, alisar la piel y eliminar las impurezas en un solo gesto. Si eres “potinguera” (como una servidora) te encantarán las seis recetas de exfoliantes para hacer en casa que te traemos hoy.

Consejos útiles

Hay que tener presente que la piel del rostro es muy fina y que en caso de tenerla sensible, reactiva o en otras condiciones fuera de la normalidad no es recomendable someterla a tratamientos exfoliantes que puedan empeorar la situación actual. Os dejamos unos consejos útiles a seguir para que la experiencia resulte todo lo positiva que debe ser y evitar consecuencias desagradables:

Evitar el contorno de los ojos

Cuando realizamos una exfoliación facial, debemos evitar aplicar el producto alrededor de los ojos y los párpados. Aquí la piel es más fina que en cualquier otra parte del rostro y donde se puede lesionar más fácilmente. Además evitamos que entre producto en los ojos.

No frotar en caso de lesión o enrojecimiento

Si nuestra piel está roja, por ejemplo después de la exposición al sol, o agrietada por el frío, evitaremos la exfoliación. El hecho de que sean ingredientes naturales, la exfoliación puede empeorar el enrojecimiento o la inflamación. Procederemos del mismo modo en caso de acné con pústulas y heridas.

No masajear con demasiada fuerza

La piel de la cara es más delicada y delgada que la del resto del cuerpo, por lo que el masaje exfoliante debe hacerse de manera suave y de forma circular.

Exfolia con la piel limpia

Los exfoliantes son mucho más efectivos cuando la piel está completamente limpia. Por tanto, lávala bien con agua antes de aplicar el exfoliante y sólo después aplica tónico y crema hidratante.

No exfolies demasiado

Una o dos aplicaciones a la semana son suficientes para eliminar las células muertas de la cara y las impurezas que se acumulan durante el día. Realizar una exfoliación diaria es contraproducente y puede resultar perjudicial cuando la piel es muy delicada y sensible.

No exfolies tu piel si la tienes sensible o reactiva. Puede ser contraproducente.

El test que lo detecta

La sensibilidad cutánea provoca unas molestias muy características en la piel.

Coge papel y boli (esto es muy vintage, lo sé…) y comprueba si es tu caso respondiendo a estas preguntas:

  1. ¿Tu cara se enrojece con facilidad y te pica (al salir de la ducha, después de comer, cuando estás nerviosa…) no sólo las mejillas sino todo el rostro, incluida la frente?Sí…    No…
  2. ¿Te escuece el cutis al desmaquillarte, incluso aunque utilices un agua micelar? Sí…No…
  3. ¿Tu piel nota enseguida los cambios de temperatura y cuando entras en un lugar donde hace más frío o más calor la notas tirante?  Sí…    No…
  4. ¿Cualquier crema ue usas te provoca molestias y a veces te salen granitos que pican mucho?  Sí…    No…
  5. ¿Los esmaltes de uñas, los tintes del cabello o los perfumes te producen picor o ardor? Sí…    No…
  6. ¿Tienes el pelo rubio o pelirrojo y la piel y los ojos claros? Sí…    No…
  7. ¿Nada más exponerte al sol, el rostro y sobre todo el escote se enrojecen como si te saliera una erupción? Sí…    No…
  8. ¿Has tenido alguna vez una reacción adversa al contacto con metales (hebilla, pendientes, …)?  Sí…    No…
  9. ¿El viento te provoca picor, escozor o ardor en la piel de la cara o los brazos?  Sí…  No…

¿Notas esas mismas molestias cuando tomas café, alcohol y alimentos muy condimentados?  Sí…    No..   

Resultados:

Si has respondido “Sí” a tres o más preguntas, tu piel es sensible.

Primero, protege

En los últimos años se ha descubierto que los microorganismos que viven en nuestra piel (la denominada microbiota o flora cutánea) son muy importantes para defenderla del ataque de los contaminantes ambientales. O de los químicos que pueden hallarse en productos de uso diario. De ahí evitar siempre que puedas sustancias que, pese a estar permitidas por la industria cosmética convencional, no son lo más recomendable para la piel por su toxicidad. Te recomiendo que leas nuestra entrada Ingredientes a evitar en cosmética.

Si la flora está desequilibrada, los patógenos dañinos se instalan en la epidermis,  la irritan e inflaman, y agravan la sensibilidad.

Cremas con prebióticos.

Estos ingredientes sirven de alimento a la microbiota cutánea y la hacen más fuerte frente a cualquier agresión externa. Los cosméticos que incluyen prebióticos como los betaglucanos (presentes en algunos hongos como el reishi, la levadura de cerveza, el maíz y la cebada, …)  y los extractos de avena y regaliz han demostrado su eficacia en trastornos como la dermatitis atópica y también se están utilizando en las cremas para pieles sensibles por sus excelentes resultados.

 

Luego, refuerza

Una epidermis debilitada pierde la capacidad de autoprotegerse y queda más expuesta a la entrada de sustancias irritantes. Por suerte, la cosmética natural puede ayudarte a evitarlo:

Con ingredientes idénticos

a los componentes de tu piel (biométricos). Con ellos, se logra que sean perfectamente compatibles incluso con las pieles más frágiles ya que no soportan casi nada. Algunos de los activos más recomendables son las ceramidas y el escualano; así como la vitamina E, la glicerina y el ácido hialurónico.

Otros activos idóneos

para reforzarla son la niacinamida (vitamina B3), que favorece la formación de lípidos; el aloe, el aceite de tanaceto o el de comino negro. Por que, aunque sí que es cierto que hay que ser muy cautos con los aceites esenciales si tienes la piel sensible, también encontramos otros aceites que pueden ser grandes aliados a la hora de restablecer tu barrera cutánea. Todos ellos calman la irritación (se sabe que la irritación crónica de bajo nivel reduce la función de barrera). También es adecuada la manteca de karité, que es cicatrizante y da suavidad.

Cuida tu piel desde dentro: su estado también depende de la alimentación. Come sano e incluye ingredientes que cuiden de tu microbiota como alimentos probióticos (la alcachofa, el ajo, la cebolla o los espárragos); los fermentados (el yogur, el chucrut y los encurtidos vegetales) y las hortalizas. También ayudan los polifenoles: abundan en los frutos rojos, la granada o el aceite de oliva virgen. Su efecto antioxidante combate los radicales libres.

Evita los gestos que más la dañan

No queremos agravar los síntomas de una piel sensible, por lo que debemos revisar  nuestros hábitos, identificar aquellos que la perjudican y evitarlos todo lo posible:

  • Ducharse varias veces al día con agua muy caliente, baños largos o frotarnos con la esponja.
  • El uso habitual de toallitas y geles de mano antisépticos. Destruyen parte de la microbiota cutánea, sobre todo si contienen triclosán, un químico antibacteriano. Es preferible utilizar agua y jabón neutro o bien un gel desinfectante respetuoso con la piel.
  • Aplicar ciertos tratamientos/productos cosméticos cuando la piel está previamente irritada como los depilatorios, ciertos aceites esenciales, cremas con alta concentración de hidroxiácidos (a. glicólico, etc.). Evita los peelings químicos y las sesiones con láser. Procura evitar las exfoliaciones y, en caso de hacerlo, espácialas bastante en el tiempo y utiliza un producto con micropartículas.

La piel sensible tratada de forma adecuada puede recuperarse y transformarse en una piel con aspecto saludable.

Por eso te animamos a que no te des por vencida. En www.simplynatural.es encontrarás productos adecuados para pieles sensibles aunque, en caso de dudas o que tu piel esté en muy mal estado, nuestra recomendación siempre es que consultes con tu dermatólogo/a.

¿Tienes la piel sensible o has tenido algún episodio de sensibilidad cutánea? Cuéntanos tu experiencia.